Ser como dos extraños. O peor que eso, hay veces que incluso sientes cierta rabia y odio a esa persona, como si te cayese mal. Pero luego ves sus fotos y te vienes abajo. Una mezcla de sentimientos y cosas raras que no sé explicarlas. De repente también le sacas defectos. La racionalización de las uvas verdes y los limones dulces, lo estudié en psicología del trabajo. Consiste, básicamente, en que cuando deseas algo y no lo consigues, lo desprecias. Algo así pasa. Y piensas, ¿Cuándo estaba conmigo también era así? ¿Le habrán cambiando sus nuevos amigos? ¿Le habrá aducido un platillo volante y le han lavado el cerebro?
Cuanto más intentas acercarte a esa persona, más te alejas. Da igual que tú pienses que eres tú quién hace las cosas bien, que la otra persona pensará lo contrario. Imposible ponerse de acuerdo. Como si hablarais idiomas diferentes. Hasta te da miedo mirarle a los ojos, y no por conciencia de haber hecho mal, sino por, no sé, miedo a que te teletransporte al pasado o qué sé yo. No comprendes como algo que estuvo tan tan tan unido a ti se convierta en esto. Sensaciones de rabia, dolor, pena...impotencia. Tú no quieres odiar en realidad a esa persona, pero por más que lo intentes te da más motivos. ¡Pues olvídate de ella si ahora piensas eso! Ojalá fuese así de sencillo. Creo que ese odio, rencor, o lo que sea es una cortina de humo que nos inventamos como defensa. En realidad el recuerdo de todo lo bien que te sentías estando con ella, desarmado, apoyando tu cabeza en su barriga...puede con todo eso.
Joder, qué pena. Si digo que enamorarse es lo más bonito, esta sensación de sentirse tan lejos de esa persona, es lo más triste que conozco en la vida.