jueves, 19 de septiembre de 2019

HOLA SOY FIEL A QUE QUIERES QUE TE GANE???

Valoro mucho la lealtad, la fidelidad a unos principios y en general todas esos valores que pueden ensalzarse en una película de guerreros barbudos norteños. Además de eso me asustan los cambios, permanezco más tiempo de lo que me gustaría inmóvil y más cosas con las que se me podría identificar con un señor de 70 años votante del PP. Pero creo que hay que saber poner límites a eso que llamamos ‘lealtad’y ‘fidelidad’. A tope con ser bueno con quién es bueno contigo, de no escupir del plato que te da de comer y demás frases cutres y rancias. En serio, no hay mejor comportamiento que devolver la complicidad, el cariño y cualquier gesto bueno que hayan tenido contigo. De no fallar a los tuyos, de estar cerca siempre de los que te quieren. Pero hay límites. Aunque no creo que lo que quiero hablar tenga relación entre personas sino de una persona con un ente más bien (un partido político, un grupo de música, un equipo de fútbol...).

Parece que a veces nos dan puntos por mostrar lo leales y constantes que somos con ese algo, hasta el punto de que casi no se distingue si lo hacemos porque lo sentimos o por ese sentimiento ciego de fidelidad, o al menos a mí me entra esa duda. Entiendo lo de no abandonar el barco a la mínima en cuanto las cosas empiecen a ir mal y también tener en cuenta los malos momentos de las cosas, y estar ahí también en los momentos difíciles, a tope. Pero hay que saber decir basta sin miedo, no pasa nada. Precisamente antes de serlo con un ente hay que ser fiel a uno mismo, y muchas veces se dan circunstancias en que se contradicen. ¿Qué pasa? Que a ti mismo nadie te va a recriminar que no seas fiel a ti mismo (un par de amigos borrachos y el monje budista de tu pueblo), pero en el ente está lo social, el grupo, la presión. El sentimiento de pertenecer a un grupo, eso es lo que más miedo nos da perder. El hecho de perder de repente ese vínculo emocional que te unía con ese ente, con miles de pensamientos y de likes hacia él, esas turras que diste a los demás hablando de ese nuevo partido político que no era ni de izquierdas ni de derechas, que eran de centro, ¿Y qué pasa? Que cuando vemos a alguien que deja de seguir a ese ente por lo que sea, nos sentimos dolidos, porque nosotros nos sentimos parte de eso y nos duele porque, ¿Qué pretende fulanito, hundir a nuestro equipo??? Y de qué va ese otro que dice que ya no va al Sonorama porque es muy mainstream o no se qué??? Obviamente, para variar, también odio a esa gente que es una veleta que hoy dice que odia a los runners y mañana te ¿restrega? que ha hecho un maratón, esa gente pereza. Y arpoevecho para decir que la gente que reniega de lo que le gustó y lo desprecia, asco también.

Entiendo ese amor o pasión incondicional del ser humano que nos hace seguir lo que admiramos y en lo que creemos hasta inmolarnos con un chaleco bomba que a veces no sabemos explicar bien porqué, pero en muchas ocasiones es como si lo siguiésemos haciendo porque, o bien los otros se enfadan con nosotros o ese grupo que me conoce ya no me ve en sus conciertos y ya me niega su amistad. Pero lo que considero el mayor problema es el del ‘carnet de socio’ ese grandioso poder que nos hace decirnos a los demás “Mira yo soy socio del Sporting desde los 8 años”, “escucho a Confeti de Odio desde sus maquetas”, “voto a Podemos desde que no era Izquierda Unida” etc. Ese sentimiento me parece el más inútil de todos, es como no sé, un poder superior que nos llena de ¿orgullo y satisfacción? y nos da todo el miedo del mundo perderlo, cuando creo que la mayoría de veces es algo contraproducente y que pervierte a su vez a ese ente ¿Qué te fastidia que la idea que tu tenias ve que se está pervertiendo? Quéjate y opina y mira ver si puedes ayudar a mejorar. ¿Qué ya no te sientes identificado con algo? Pues a por otra cosa, mejor eso que convertirse en un hater, que para hater, ya estoy yo.

Lo que quiero decir es que creo que quizás deberíamos perder el miedo a ser más crítico con lo nuestro, con lo que consideramos propio, sea nuestro personal o algo con lo que nos sentimos identificado. Criticar lo demás es muy fácil y bla bla bla ya sabéis todo eso, la cosa es no perder miedo a que tu amigo haga algo que a ti no te guste, que tu director favorito haga un truño de película o qué se yo, cualquier ejemplo que se os ocurra. Pero a veces veo ese amor incondicional de la gente hacia las cosas y pienso "es imposible que eso le siga gustando" y entonces solo se me ocurre que lo único que le vincula a eso, es el sentimiento ese de carnet de fan en el que claro que están cosas como la nostalgia y el cariño, pero en el que muchas veces me huele a un seguir por seguir y flores y aplausos por un sentimiento irracional de 'esto es mío, es bueno, fin'. Al fin y al cabo, supongo, hasta de lo malo que hacen 'nuestros entes' acabamos sacando esa cosilla que nos gusta y nos hace sentirnos identificados, pero noto a mucha gente como con miedo a que sus pasiones se agoten y de repente sus vidas carezcan de sentido. Y todo esto, como no, podría llevarse a la CiEnCiA CoMpLeJa DeL AmOr (L) y de las relaciones.

Otro día que me aburra hablaré del sentimiento ese que tenemos cuando de repente nos deja de gustar algo cuando se hace demasiado famoso, aunque me temo que sería algo demasiado autobiográfico :)