No, la 429 no es la habitación de
hotel donde me empapo entre ríos de alcohol y montañas de cocaína
mientras me hago un trío con dos grupis en mitad de una exitosa gira
mundial, es la habitación de un viejo hospital que, como van ha
abrir el nuevo dentro de poco, este pasan de renovarlo. Llevo 5
noches aquí, dos de ellas pasadas en ‘intermedios’, como la UVI
pero más light, un sitio donde no me podía mover de la cama, estaba
enchufado a mil aparatos, meaba tumbado en un recipiente y me lavaba
una enfermera (guapísima, por cierto) el pene –y demás resto del
cuerpo, pero si pongo pene es más morboso- con un trapo mojado. Lo
de mear daba palo pero te acostumbrabas. Para defecar no sé qué
técnica había que utilizar, no había ningún tipo de instrumento
para ello a mano y por suerte la naturaleza se contuvo de hacer esa
fatídica llamada que me llevaría a comprobarlo.
No es por ser quejica, pero nunca (por
suerte) tuve que pasar por algo parecido y es una experiencia nueva.
Además, la gente que suele estar ahí está mucho peor de lo que yo
estaba (por suerte) y era más consciente de todo. Aunque el hecho de
estar tan consciente tiene sus contras, como la mítica paranoia
masculina de que te empalmes mientras te laven o algo así.
Tranquilos, logré domar a la fiera. El mejor recuerdo que tengo de
allí son las enfermeras. Todo el día sonriéndote, atentos de ti,
amabilidad a diestro y siniestro. Las había más majas que otras,
pero en líneas generales eran encantadoras. Y la que me lavaba, Nata
se llamaba, era muy guapa (lo digo dos veces si hace falta). Vaya
tontería, es su trabajo ser así de amables…pero al fin y al cabo
fue el lugar donde más chicas en un corto periodo de tiempo me
sonrieron. Y eso a los corazones tiernos como yo nos ganan
fácilmente. Yo quiero una novia que me trate como a un paciente las
24 horas. Tampoco pido demasiado. En fin. De allí pasé a planta,
donde estoy ahora, la 429. Voy camino de la cuarta noche aquí. Son
las 23:03 en el momento que estoy escribiendo esto y debo de estar a
punto de que pasen a darle las pastillas a mis joviales compis de
habitación y estos se pongan a dormir. Y yo también, claro está,
no vaya a despertarles con el tacatacata de las teclas. Las
enfermeras y auxiliares de aquí también son muy amables, pero no
se…no es lo mismo. Además también tienden a ser más viejas y
feas. Aunque la que me fue lejos a por un zumo expresamente para mí
me ha ganado, y además se puede catalogar de MILF. Si mañana me
trae un zumo en la merienda sin que yo se lo pida, me la follo. (aquí
me fui a dormir y seguí escribiendo esto otro día).
Pues al final me dieron el alta y no me
dio tiempo de llegar a la merienda y comprobar si la MILF me traía
el zumo. Una lástima. Es triste, pero con tanto tiempo 'libre' ahí
metido, hacerte fantasías de ese tipo es un pasatiempo más. Que
llegase el doctor y me dijese que bajase a hacerme el escaner me dio
una alegría tremenda, pero cuando se enteró uno de mis compis de
habitación que a mí me iban a dar el alta y él tenía que seguir
allí, no me moló tanto. Él llevaba 18 días, y el otro 21, o algo
así. Yo estuve 6 días y ya pensaba que me iba a volver loco. Pero
bueno, espero que no tardasen en darles el alta, se les coge cariño
quieras o no.
Lo que más me fascinó de esta
aventura es como actúa la gente que conoces y se entera que estás
ingresado en el hospital. Gente que apenas hablo con ellos, antiguos
amigos e incluso gente que, si a ellos les pasase lo mismo, yo mismo
pasaría de ellos (por merecimiento, no penséis que soy un cabrón).
Te habla por WhatsApp personas que ni si quiera tenías sus números
y a Facebook le dan a Me gusta a las publicaciones relacionadas más
gente de la que le daría si subo una foto mía en bolas (que ya es
decir...). Esto es un arma de doble filo. Por una parte, te gusta que
la gente se preocupe por ti y se acuerde de ti. Pero luego están los
que no te preguntan como estás, no se acuerdan de ti ni nada. Si
fulanito se preocupa, ¿Tú no? Ah pues muy bien. TACHADO TACHADO.
Nah, no es así. Pero si que empiezas a hacer cábalas y
especulaciones. Además, por mucha gente que se preocupe o no, tú
siempre esperas que te abra conversación una persona. Ya pueden
preguntarte 15 personas qué tal estás que tú esperarás a esa
persona. Que tontos somos. Y yo más.
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