lunes, 30 de diciembre de 2019

La victoria del loser

Supongo que todos queremos ganar, nos educan para ello, para triunfar. Vale que son palabras que se pueden interpretar de distintas formas, pero en nuestra cultura capitalistaoccidentalglobal, al final todos buscamos lo mismo: ser el capitán del equipo de lo que sea y ligarte a la capitana de las animadoras (o viceversa). Luego te das cuenta que en tu colegio no hay ni taquillas ni animadoras y que sigues sin darle bien al balón con 28 años, pero la intención está ahí. Ya sabéis, sacar buenas notas, meter muchos goles, follar a esgaya, tener un buen trabajo y ganar a lot of money para poner fotos en Tinder viajando por el sureste asiático. Sé lo que pensáis, qué superficial, sí, las Big Four, el reservado, pero son solo ejemplos (y además no tiene nada de malo ninguno de ellos, eh). Si queréis os digo que 'triunfar es ser feliz', también me vale y es más chachi. Luego te vas haciendo mayor y te vas dando cuenta que tu ni tienes un don, ni te has esforzado lo suficiente o simplemente echas la culpa al destino, que es muy caprichoso. Y se crea la figura del LOSER. Ya sabéis, el fracasado, el marginado, el rarito, el feo, el OUTSIDER. Esa persona que le pasan cosas malas, siempre  rodeada de aires de cierto victimismo y derrotismo. 

En teoría es una figura con connotaciones negativas, ya que perder es algo malo, ¿no? Sí, es algo malo, pero a veces mola. El ser humano es así de fascinante y de una mierda hace una catedral con tal de sentirse mejor consigo mismo, supongo. Quizás donde más tirón tiene esta figura es en el mundo del arte y la cultura. Ese poeta maldito rechazado por la crítica que lleva una vida bohemia, ese músico que se queja porque ni lo ponen en Radio 3. Y cuanto más malditos y rechazados por los medios, más nos gustan. Porque como son unos losers molan, y por lo tanto nosotros, que somos tan losers, molamos. Es verdad que este personaje es más recurrente en una corriente indie o como lo queráis llamar, pero hasta los putos Beatles cantaban 'I'm a loser' al compás de los gritos enfervorecidos de sus fanes. Y sí, si queréis esto también se puede aplicar a otras disciplinas. Hasta en el deporte, que quizás sea el mundillo donde menos cabida tiene un loser, ya que el deporte es competir y ganar. Queremos que nuestro equipo gane siempre, pero, ¿mola decir que eres del Real Madrid? No, pero sin embargo ser del Atleti mola mucho más, el pupas, los sufridores y el '¿Papá, por qué somos del Atleti?'

Parece estar muy identificado ese ser icónico en nuestra cultura, y como con pasa con casi todo, lo trasladamos a nuestras vidas inducidos, supongo, por esa corriente de canciones que hablan de la chica que te deja por un chico más guapo y fuerte que tú y de esas pelis de niños tiernos que les hacen bullyng en el colegio. Y tú, que nunca has ligado demasiado y que en el instituto eras un poco rarito, que más quieres. Has descubierto que a esa gente que le pasan cosas malas, molan y por tanto piensas que tú también puedes molar. A veces incluso parece que cuanto más cosas de loser te pasan, más molas. Y sí, yo reconozco que a veces también tengo ese sentimiento, no sé si es resignación, por ser un infeliz, porque me gusta reírme de las cosas malas que me pasan o es simplemente por ese aura de romanticismo que rodea a un loser. Eso sí, tampoco llego al nivel de la puta gente que se jacta de ello, vale que siempre está bien tomarse las cosas con humor y sacar EL LADO BUENO DE LAS COSAS, pero el postureo del atormentadito da mucho asco, como este @#$%& que ya he tenido que dejar de seguir en Twitter:



En realidad a nadie le gusta ni que le deje su pareja ni partirse la cara contra el suelo. Y estoy seguro que esta gente que tan mal le van las cosas y se jacta de ello es porque no le han sucedido cosas realmente malas (que no es mi caso tampoco). Al fin y al cabo ir de loser no deja de ser una táctica para ser todo lo contrario a un loser. Supongo que al final las personas queremos sentir un reconocimiento, si no es por destacar en algo bueno, que sea por lo malo. Ya que no salvamos a un bebé de un atropello mortal y no nos ponen una estatua, que nos atropellen a nosotros y que nos vengan a ver al hospital.


Submarine

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