sábado, 31 de octubre de 2020

No me dejan disfrutar

 Aquí vuelvo para echar espuma por la boca una vez más. Quiero pensar que entre los largos periodos que estoy sin publicar nada son tiempos de felicidad y bienestar con mi paz interior absoluta y por eso no escribo nada, aunque creo que simplemente es porque he vuelto a teletrabajar.

Hoy vengo a cagarme en los muertos de esa gente que en ámbito público no me deja disfrutar. Gente que no conozco de nada y que no interactúa directamente conmigo, pero que me amargan y me impiden pasarlo bien. Por poner un ejemplo claro, me estoy refiriendo a la típica persona que, estando tú en una biblioteca intentando estudiar, no para de hablar o lo que es peor, hace gran variedad de ruidos con su aparato respiratorio. Esto es normal, intentas concentrarte y no puedes porque una persona te desconcentra. Bien, yo voy a poner algunos ejemplos de estos seres que hacen mi vida más oscura:

1. El que se sienta en clase en primera fila y no deja de asentir a lo que dice el profesor y hacer comentarios para hacerse el listo. Este es el más común, todos lo hemos sufrido y si no lo has sufrido, es que ese hijo de la gran puta eras tú. Diosssss que ser más odioso. Y si además de asentir con la cabeza dice chascarrillos como 'ajá' 'claro' 'vale', se multiplica el asco que da. Deben pensar que están en una clase particular o que la clase es un diálogo entre él y el profesor. Además de eso, suelen hacer comentarios para dejar claro lo mucho que saben del tema, el 90% comentarios de mierda que no aportan nada a la clase. Esto jode mucho más cuando tienes una clase que te interesa, además de tener que soportar esa actitud y esos comentarios, te está impidiendo tener una clase decente que te interesa y TE ESTÁ PRIVANDO DE ADQUIRIR CONOCIMIENTOS. Me gustaría saber qué es lo que piensan los profesores sobre esta gentuza, ¿les gusta ese tipo de alumno, en serio? Todos los profesores suelen insistir en que se participe en clase, preguntemos dudas, etc., pero creo que lo que hace ese tipo de personas no es eso, es ser un egoísta y un maleducado.

2. El energúmeno en el fútbol. Con este espécimen suele pasar que, cuanto más baja sea la categoría, más asco da. Puedo pasar que justo delante de mi fila, durante un derbi Atlético - Real Madrid, se gritase a Xabi Alonso ETARRA DE MIERDA, que ya no me mola pero yo que sé, ganan tanto dinero que da un poco igual y total el jugador no lo va a escuchar. Pero esto pasa en cualquier campo de cualquier categoría, alcanzando el máximo exponente de asco humano cuando el padre de algún jugador de categorías inferiores (aunque tengan 8 años también lo hacen), insulta o grita en contra de un jugador rival, o sea el padre de un niño insultando a otro niño. Cuando yo jugaba, creo que nadie desde la grada me gritó, ni bueno ni malo, pero veía hacer eso a padres de jugadores de mi propio equipo y es que lo pasaba fatal. Jugando al fútbol es más comprensible, te saca del partido esa mierda, pero más recientemente tuve que dejar de ir a ver un equipo de regional en Madrid porque el hermano de un jugador SIEMPRE la tomaba o con el árbitro o con un jugador rival. Qué asco de persona, hacer eso a chavales que están ahí sin cobrar o cobrando una miseria y tú como un PALETO que eres insultando, supongo que con el fin que se desconcentren y pierdan o, simplemente, tocar los huevos o no sé. Pues nada, yo ahí que ni siquiera estaba jugando, tuve que dejar de ir de la MALA VIBRA que me producía.

3. El que se quita la mascarilla en un concierto durante el COVID. A ver aquí encajaría hablar de la gente que no se calla en un puto concierto etc., pero creo que de esos ya rajé en su momento y eso es algo muy obvio. Lo que me ha pasado durante estos meses que he ido a conciertos durante esta situación de mierda, todos sabemos los de #CulturaSegura y los problemas de los conciertos y eso y, como es lógico, aunque repitan repitan y vuelvan a repetir que tienes que llevar la mascarilla puesta siempre durante el concierto salvo para beber, ahí está algún subnormal que se cree mejor que el resto o que se cree inmune o que no contagia o que es negacionista, terraplanista o subnormalista. Pues nada, incluso las personas que están contratadas expresamente para que la gente siga las normas vaya y les llame la atención (que también manda huevos que sea necesario contratar a gente para eso, pero en fin, dejen salir antes de entrar etc y viva España), a ellos les da igual, les llaman la atención y en cuanto se giran y se van, se vuelven a bajar la mascarilla. Me gustaría saber que les hace pensar que son mejores que el resto del 99% de los asistentes o que, simplemente, no les de un poco de pudor ser la única persona que no lleve la mascarilla puesta.  

Y diréis vale, estás diciendo cosas normales que le molestan a todo el mundo, estás describiendo actitudes que todo el mundo a priori rechazaría. Lo que pasa es que pienso que yo tengo demasiada fijación en esos casos, presto demasiada atención a cosas que en realidad quiero que no estén sucediendo. En el caso del que se quita la mascarilla en un concierto, por ejemplo, me pasa incluso cuando la persona no está en mi campo de visión directo con el escenario y tengo que girar la cabeza para verlo. En vez de abstraerme y centrar mi atención en el profesor, en el partido de fútbol o en el concierto, lo acabo haciendo en lo que en realidad desearía que no existiese. No sé si lo que pretendo es aniquilar a ese ser con los ojos o simplemente juzgarlo con la mirada, recriminarle que lo está haciendo mal, pero el hecho es que me acaba fastidiando y me impide disfrutar bien lo que estoy haciendo. 

En fin, creo que en realidad le doy demasiada importancia a la gente en general, entonces cuando se cruza algún ser maligno como los que acabo de describir, esa fijación se vuelve en mi contra. Siempre pensé que cuanto más mayor fuese, más tolerante y más CHILL me volvería con las personas, pero creo que me pasa al contrario y cada vez tolero menos ciertos comportamientos, no porque sean diferentes a los míos, si no porque pienso que, además de perjudicarme a mí, perjudican a los demás. ¿Empatía? Sí, pero la justa.


Y os voy a ser sincero 
y os digo la culpa es mía
por haberles hecho caso
cuando hablaban tonterías.


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